miércoles, 31 de octubre de 2012

¡CUIDADO documental pseudocientífico! Trilogía del diseño inteligente



"Cada ser vivo, la Tierra y el Universo proviene de un acto de creación de un ser supremo".

Esta es, básicamente, la premisa mantenida por  aquellos que se reconocen como creacionistas. Pero claro, este argumento teleológico frente a las explicaciones científicas sobre el origen de la vida y el universo afortunadamente no han tenido éxito.

Sin embargo, el creacionismo y sus promotores no han desistido en su intento por legitimarse, al menos, como alternativa para explicar el origen de la vida, para lo cual han presentado una nueva versión del creacionismo llamado diseño inteligente. Esta nueva versión más “sofisticada”, trata de buscar la respetabilidad intelectual que el creacionismo clásico no ha sido capaz de obtener, para lo cual se han  rodeado de un elenco de “científicos”  anti-evolucionistas que han propuesto las “teorías” más peregrinas, absurdas y ridículas en su intento de invalidar las evidencias del proceso evolutivo  y la selección natural.





En este empeño de difundir   argumentos pseudocientíficos, los  creacionistas han recurrido incluso a la producción  de varios documentales con la fórmula comercial de  Trilogía del diseño inteligente. que llevan por título: Claves del misterio de la vida (2002), El planeta privilegiado (2004) y El Dilema de Darwin (2009).


La trilogía que se vende como ciencia

Estos documentales realizados por la productora norteamericana Illustra Media –al abrigo de la institución  Discovery Institute , de ideología ultraconservadora y explícitamente cristiana- no tiene reparos en admitir en su web la dedicación exclusiva en demostrar las evidencias del diseño inteligente a través del género documental.



La primera impresión que algunos espectadores pueden llevarse tras el visionado de estos documentales, es la verosimilitud de lo que se cuenta y el aparente tratamiento científico en la  exposición de sus argumentos. Pero en realidad ¿que se cuece detrás de sus imágenes? ¿Qué cuentan estos documentales?

Antes de dar respuesta a éstas y otras preguntas, es conveniente atender a la propuesta de documental científico -según los autores León, Giménez y López recogido en el libro Ciencia para la televisión. El documental científico y sus claves -cuyas producciones deben cumplir tres  aspectos esenciales:

  1.  Tratar sobre un asunto centrado en resultados de investigación científica, hechos o conocimientos relacionados directamente con alguna disciplina científica o argumentación basada en conocimientos científicos, incluyendo las ciencias naturales, aplicadas y sociales;
  2. Mostrar explícitamente (en la imagen, la narración o los títulos de crédito) que han contado con la colaboración o el aval de expertos o instituciones científicas, que han participado como fuentes de información o asesores de contenido
  3. Sus estructuras narrativas y sus herramientas visuales están destinadas a la comprensión, interés, concienciación, formación de criterio y entretenimiento del público.

Vaya por delante que para escribir este nuevo post he tenido que sufrir del visionado de estos tres  documentales. Quién desee verlos puede encontrarlos fácilmente  por internet. Yo me he abstenido de insertalos en este blog. 




¿Es ciencia lo que nos cuenta?

Esta trilogía se limita a recrear, haciendo uso del clásico modelo de documental expositivo alternando una voz en off anónima con entrevistas, las ya conocidas argumentaciones del diseño inteligente como alternativa  a la teoría evolucionista.

Desde una supuesta perspectiva biológica, Claves del misterio de la vida (2002), nos presenta la teoría evolucionista de Darwin como incompleta y limitada para dar explicación a la complejidad y diversidad de la vida. Los autores del documental quedan anclados en el siglo XIX y obvian centenares de estudios posteriores entorno a la teoría evolucionista, además de la teoría de síntesis evolutiva moderna - llamada así porque sintetiza o reúne datos procedentes de todas las ciencias biológicas -. También se rechaza de plano la evolución química que propuso Oparin ignorando igualmente estudios y avances posteriores entorno a dicha teoría. Así pues, el discurso queda deliberadamente   “preparado” para introducir los argumentos antievolucionistas que en este documental gira entorno a la complejidad irreductible y la complejidad específica, y que vienen a decir básicamente que la complejidad de ciertas estructuras o procesos en la naturaleza así como cierta información muy especifica, solamente pueden ser producto de un agente inteligente.  

¿Quién se atreve a quitarle la razón a Charles Darwin?


Éstas razones han sido refutadas en numerosas ocasiones por la comunidad científica internacional  valoradas como un punto de vista no científico, cuyos postulados de donde parten estas deducciones son irracionales, dogmáticos, y no se produce un estudio crítico para contrastarlos a través de sus consecuencias con la realidad.


Hagamos un alto en el camino para ver que es eso de la complejidad irreducible y como desmontar un concepto pseudo científico. 



Con El planeta privilegiado (2004), el segundo documental de esta trilogía, las argumentaciones entorno al diseño resultan aparentemente más atractivas, en la medida que la ciencia astronómica toca la fibra sensible de lo que somos, de nuestro origen y de nuestro destino, sin embargo no debemos llevarnos a engaño. El documental se remonta primero  a la teoría heliocéntrica de Copérnico, ni más ni menos – que sacó la Tierra del centro del universo para situar al Sol- para posteriormente  atacar y menospreciar  su reformulación moderna conocida como Principio de Mediocridad –no existe nada intrínsecamente especial acerca de la Tierra-. Y todo ello con el único objetivo de retroceder a un pasado pre-científico, de resituar al hombre de nuevo en el centro del Universo o al menos en un lugar privilegiado donde florece vida compleja y permite observar lo que está más allá de nosotros, para lo cual hace falta la presencia de un diseñador inteligente que asegure estas condiciones.  Este argumento creacionista -de concepción antropocéntrica y teísta  – conocido con el nombre de universo bien afinado se justifica mediante una serie de razones astronómicas ( ¿o habría que decir astrológicas?) diseminadas  a lo largo del metraje . 


Nuevamente este documental muestra, manipula e ignora lo que interesa para hacer encajar esta argumentación del diseño inteligente más propia de concepciones filosóficas y religiosas previas a la revolución científica. No hay ni rastro de argumentos  que discutan está idea del universo bien afinado, como el referido al multiverso originada a través de la teoría M - supuesta existencia de universos paralelos que se diferenciarían sólo por diferenciales de cualquier magnitud del universo, dando a entender que este universo es tan probable como cualquier otro de la infinidad que existen – .

En definitiva, la comunidad científica alega que este argumento creacionista es esencialmente tautológico y no puede comprobarse por el método científico, por lo que solo puede ser base de especulaciones. 

El dilema de Darwin (2009), documental que cierra la trilogía,  disfraza su argumentario bajo  la disciplina paleontológica. De nuevo un discurso anclado en el siglo XIX rescata mediante diversas citas el misterio que fue para Darwin el estallido de la vida en la época Cámbrica. Se incide en esta cuestión afirmando la inexistencia de registro fósil anterior a la era Cámbrica como paso gradual que confirmaría así la teoría de la evolución predicha por Darwin. Expuesto este supuesto vacío argumental de  la ciencia entorno a la explosión Cámbrica, el documental aprovecha  para invalidar la teoría evolucionista justificado por la nula aparición de fósiles precámbricos y la inexistencia de fósiles transicionales.  Sin embargo, olvidan los autores del documental, me temo que deliberadamente,  que ya existen evidencia de fosiles precámbricos – organismos ediacaricos-, la aparición de fósiles transicionales como el Tiktaalik y Archaeopteryx,  y  microfósiles antes no observables por los limites de la tecnología. Además se ignoran estudios muy esclarecedores entorno a este tema del prestigioso científico J. W. Schopf.


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¿Quién lo cuenta?

Estas tres producciones que conforma la trilogía, en su esfuerzo para legitimar como científico las ideas creacionistas ,realiza una serie de entrevistas a personas científicamente calificadas.  Sin embargo, solo contiene cuatro nombres de alguna relevancia: Michael Behe, William Dembski, Jonathan Wells y Simon Conway Morris -volveremos a él más adelante-. De éstos, Morris y Behe  pueden reivindicar ser considerados científicos de cierta entidad. Behe ha publicado artículos legítimos en áreas importantes de bioquímica, como por ejemplo estudios sobre la hemoglobina falciforme[1], la estructura del DNA[2] y el plegamiento de proteínas[3], todos ellos sin relación con el diseño inteligente . Dembski no ha publicado nada en revistas científicas arbitradas. Wells ha publicado [4] en muy pocas, y aunque una de ellas es una revista importante no tiene una relevancia evidente para sus creencias creacionistas. No obstante, ha conseguido publicar un artículo creacionista en una revista arbitrada[5], aunque se ha de tener en cuenta que no todas las revistas arbitradas siguen los mismos estándares de arbitraje. 

De izquierda a derecha: Michael Behe,  William Dembski  y Jonathan Wells

Otros supuestos científicos entrevistados en esta trilogía como Paul Nelson, Stephen C. Meyer, Guillermo Gonzalez y Jay Richards, sus publicaciones no van más allá de las propias instituciones afines al Diseño Inteligente con una ausencia total de publicaciones en revistas netamente científicas. 

De izquierda a derecha: Paul Nelson, Stephen C. Meyer, Guillermo Gonzalez y Jay Richards


Con todos estos precedentes, el nombre de estos científicos que aparecen en pantalla bajo el epígrafe de “scientific consultants”  (asesores científicos), en las películas Claves del misterio de la vida (2002) y El planeta privilegiado (2004), no tienen el aval suficiente y cualificación científica necesaria para garantizar una información rigurosa basada en investigaciones científicas. Existe además una perdida gradual y muy gráfica del marchamo científico que es visible incluso en lo títulos de crédito finales.



Claves del misterio de la vida. Títulos de crédito finales


El planeta privilegiado. Títulos de crédito ahora sin las siglas "Dr."


El dilema de Darwin.  Títulos de crédito finales sin rastro de científicos

Si en la segunda entrega, El planeta privilegiado (2004) las siglas "Dr." que acompañaban a los nombres bajo el epigrafe “scientific consultants” han desaparecido. En la última entrega, El dilema de Darwin (2009), además de las inexistentes siglas el epígrafe “scientific consultants” es sustituido ahora  por el renovado epigrafe “script consultans” que viene a significar algo así como asesores de guión. Bajo  el nuevo epígrafe "script consultants" de esta  última entrega, aparecen además  de  Paul Nelson y Stephen Meyer ,a los cuales ya hemos hecho referencia con anterioridad,  dos nuevos nombres, Jonathan Witt y David F. Coppedge,  “científicos” con publicaciones únicamente acreditadas en la propias instituciones afines al diseño inteligente

Más creacionistas: Jonathan Witt y David F. Coppedge


Sin embargo, entre los entrevistados sorprende ver a un  importante paleontólogo británico, Simon Conway Morris, profesor en el departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cambridge, con numerosas publicaciones científicas  arbitradas y descriptor de muchos de los fósiles de Burgess Shale. Sorprendentemente sus intervenciones defiende el argumento de un diseñador  inteligente. A pesar de las credenciales de Morris como importante  investigador, en el documental se le presenta de forma confusa y ambivalente  como  "author / Life´s solution" y más adelante "author /Crucible of creation", ni rastro de su condición de científico o profesor.  

Morris en el documental El dilema de Darwin 

Asimismo esta trilogía no incluye en sus títulos de créditos finales el epígrafe “researchers” (investigadores), bajo los que se sitúan generalmente científicos especialistas o con investigaciones en curso, como si aparecen en la práctica totalidad de los documentales con un carácter verdaderamente científico. 

A todo lo anterior hay que sumarle  instituciones que han colaborado o participado como fuentes de información. Primero  están aquellas que han facilitado imágenes fotográficas y secuencias filmadas (footage) en las que se entremezclan webs de archivos fotográficos (Art Resoruce, IstockphotoArtsbeats digital film library ), instituciones afines al diseño inteligente (Foundation for Thought andEthics), la desconocida Cells Alive (¿?), instituciones de reconocimiento científico como la NASA, SETI, European Space Agency etc. Por otra parte están aquellas a las que los productores agradecen su colaboración, por supuesto  Discovery Institute y Universidades como Washington, Macquiarie y Cambrige, entre otras. Es difícil demostrar con el simple visionado de los documentales y su aparición en los títulos de crédito en que grado se han implicado estas Universidades, aunque sospecho que en el caso de la Universidad de Cambrige –vinculada al profesor Morris entrevistado en El dilema de Darwin- sus autores se han tomado ciertas licencias que como veremos posteriormente llega incluso a la manipulación. 

Otras instituciones ligadas directamente a los nombres  de los entrevistados son, Baylor University , Leigh University , Biola University , Messiah College y Whitworth College. Todas ellas de carácter privado, de ideología conservadora y confesionalidad cristiana -afiliada a la iglesia Presbiteriana en el caso de Whitworth College- y con relaciones en mayor o menor medida con Discovery Institute.

Hasta ahora hemos visto que, tanto el aval de expertos e instituciones científicas, como los hechos y argumentos expuestos en cada uno de los documentales dejan mucho que desear en cuanto a rigurosidad científica. A estas alturas podríamos confirmar el perfil inequívocamente pseudocientífico que presenta esta trílogia. Sin embargo, no queremos dar por terminado este post sin al menos apuntar brevemente algunas de las estrategias narrativas utilizadas para acercar y confundir al espectador con estos argumentos disfrazados de ciencia.


¿Cómo lo cuentan?

Ya comentamos que  esta trilogía sigue el modelo de documental expositivo, alternando  comentarios en off anónimo con entrevistas ante la cámara, incluyendo asimismo  imágenes generadas por ordenador. Una puesta en escena que cumple con los modos narrativos y visuales más prototípicos del actual documental científico.

A pesar de todo,  este aspecto formal no puede disimular  la absoluta falta de rigurosidad científica de aquello que nos cuenta, aun cuando sus autores han aprovechado al máximo las posibilidades del medio audiovisual para difundir su discurso con la intención de hacerlo no ya entretenido sino verosímil. Otra cosa es que lo hayan conseguido.

Cada uno de los tres documentales se sustenta en un hilo conductor  común, sencillo y de fácil asimilación para el espectador; “la ciencia no tiene respuesta para todos los hechos producidos en la naturaleza, el designio inteligente  es la explicación”.  Un tramposo  punto de partida a modo de leit motiv, que omite y manipula información científica relevante  con el único fin de transmitir el argumentario creacionista. Para el encaje  de este falso argumento en las estructuras narrativas establecidas,  se valen por ejemplo, de herramientas visuales como los intertítulos o  citas referidas a científicos históricos. Éstas citas, previamente descontextualizadas y reformuladas, funcionan como catalizador para la introducción de las explicaciones teleológicas, abriendo nuevos frentes -ficticios por supuesto - en contra de la teoría evolucionista.


Capturas del documental Claves del misterio de la vida donde se muestra un ejemplo de citas referidas a Darwin.




Capturas del documental El planeta privilegiado mostrando algunas de las citas referidas a científicos históricos en el campo de la astronomía.

También se encuentra en la trilogía puntos de vista no ya puramente subjetivos sino incluso místicos, más propios del ámbito religioso. Me refiero con esto al momento en que algunos de los entrevistados, Michael Behe en Claves del misterio de la vida y Guillermo González en El planeta privilegiado,  relatan, acompañado por una  un música sinfónica y muy efectista, su conversión al diseño inteligente. Una epifanía particular ante hechos asombrosos y peculiares – el rotor del flagelo bacteriano para Behe y el eclipse de Sol para González- que la ciencia, según ellos, no ha encontrado respuesta pero  sin embargo no tienen dudas de su designio inteligente. Este es el mejor ejemplo de lo que se conoce como Falacianon sequitur: “ no puedo comprender estos hechos asombrosos y peculiares, por lo que tuvo ser obra de un ser supremo”. Obviamente, éste no es un razonamiento correcto. Que no comprendamos un proceso no demuestra que sea creado por una inteligencia superior.

Las imágenes generadas por ordenador es la mejor aliada para estos documentales.  Se convierte en la mejor herramienta para presentar aspectos creacionistas de una forma atractiva, entretenida y con un cariz divulgativo propio de  verdaderos documentales científicos. Sus autores no dudan en hacer uso de estos recursos  visuales con el supuesto fin de aclarar conceptos como la complejidad irreductible y el universo bien afinado. Para ello se acude a la analogía visual apoyada de una narración en off. Se compara el flagelo bacteriano y su supuesta complejidad irrediductible con una trampa de ratón, las constantes del universo con un superordenador cósmico o el ensamblaje de las piezas del flagelo bacteriano con el plano de una casa.  Analogías en principio inocentes  pero que en última instancia no pretende explicar o facilitar la comprensión de concepto alguno sino transmitir una idea claramente creacionista: 
"del mismo modo que hay inteligencia detrás de cualquier logro que la industria humana ha producido, detrás de estructuras complejas como la célula y el átomo, tienen que haber sido igualmente diseñados y producidos por alguien de una forma deliberada, es decir un diseñador inteligente".  


En el empeño de dar verosimilitud a esta trilogía, el último documental, El dilema de Darwin,  presenta una cuidada producción y una factura estética muy por encima de las dos anteriores producciones. Sin embargo, éstas mejoras paradójicamente le juega una mala pasada a los autores del documental, delatando lo artificial y ficticio de la puesta en escena. A que me refiero con esto. Si nos fijamos en las dos imágenes capturadas del documental, éstas denotan un aire academicista y culto que viene dado por un entorno de grandes librerías y pupitres de aire victoriano en una, y lo que parece un museo natural en la otra, y donde se situan a los entrevistados – Stephen C. Meyer y Paul Nelson-. Sin embargo, estas imágenes de fondo presentan una textura y falta de perspectiva algo extrañas. Asimismo, sobre el pelo y hombros de los entrevistados existe un reflejo de luz morado que  que nos lleva a pensar inevitablemente que se esta haciendo uso de la técnica audiovisual del Croma Key. Con estos detalles el montaje  salta a la vista y el descaro a la hora de  situar a dos creacionista- Meyer de Discovery Institute y Nelson de Baylor University-  en un entorno simulado que no les corresponde y relacionado muy probablemente a la Universidad de Crambige (además así lo enuncia en los títulos de credito finales) roza la manipulación. A mi entender parece que esta última entrega de la trilogía redunda en el estereotipo científico (uso del microscopio por parte del científico, trabajos de campo, gráficos y esquemas explicativos, etc...)  con la intención de construir un documental más verosímil que los anteriores aunque  la rigurosidad cientifica sigue brillando por su ausencia.

El creacionista Stephen C. Meyer mimetizado con la imagen croma

El creacionista Paul Nelson reflejo del croma

Para poner punto final a este interminable post os dejo el fragmento de una entrevista de Eduard Punset con Helena Cronin, filósofa de la ciencia y experta en darwinismo de la London School of Economics. Mirad  de que manera tan convincente, elegante, relajada y simple Helena Cronin contesta a la idea del diseño inteligente. Que desahogo y confortable es ver y escuchar este tipo de argumentos. Saludos y hasta la próxima. 




[1] Behe y Englander, Behe, M.J. y Englander, W.S.: «Quantitative assessment of the noncovalent inhibition of sickle hemoglobin gelation by phenyl derivatives and other known agents», Biochemistry 1979; 18: 4196-4201.
[2] Luthman, K. Y Behe, M.J.: «Sequence dependence of DNA structure. The B, Z, and A conformations of polydeoxynucleotides containing repeating units of 6 to 16 base pairs», J Biol Chem 1988; 263: 15535-15539.
[3] Behe, M.J.; Lattman, E.E. y Rose, G.D.: «The protein-folding problem: the native fold determines packing, but does packing determine the native fold?», Proc Natl Acad Sci USA 1991; 88: 4195-4199.
[4] Rowling, B.A.; Wells, J.; Wu, M.; Gerhart, J.C.; Moon, R.T. y Larabell, C.A.: «Microtubule-mediated transport of organelles and localization of b-catenin to the future dorsal side of Xenopus eggs», Proc Natl Acad Sci USA 1997; 94: 1224-1229.
[5] Wells, J.: «Do centrioles generate a polar ejection force?», Riv Biol 2005; 98: 71-86.




Referencias
  • León, Bienvenido (coord.) (2012): Ciencia para la televisión. El documental científico y sus claves, Editorial UOC.
  • Cornish-Bowden, Athel  y Cárdenas, Maria Luz: La amenaza del creacionismo para la enseñanza racional de la biología, SEBBM Dossier Científico, 2007; 153.
  • Claramonte Sanz, Vicente: Cómo ilustrar que el diseño inteligente no es Biología sino pseudociencia, eVOLUCIÓN 5(2): 43-54 (2010).
  • Bunge, Mario (1997). ¿Qué son las pseudociencias?. Diario La nación. Argentina.Traducción de Jesús M. Villaro, del original de Mario Bunge “The Philosophy behind Pseudoscience,” Skeptical Inquirer, Julio/Agosto, 2006. Corrección de Rafael González del Solar. 
  • Molina , Eustoquio y Tamayo, Manuel: Argumentos y datos científicos interdisciplinares . Sobre las imperfecciones del diseño evolutivo, Interciencia, Sep 2007, vol. 32 nº 9
  • Lacadena, Juan – Ramón: Creacionismo y diseño inteligente frente a evolucionismo en los Estados Unidos, Pliego, 2006, nº 2.512; 24-30